jueves, 23 de octubre de 2014



¿FUSIÓN IMPOSIBLE?

Todos los profesionales de los hospitales granadinos nos encontramos inmersos en lo que viene denominándose el proceso de fusión, convergencia o integración hospitalaria. 

Desde el comienzo de esta andadura, hemos intentado involucrarnos con entusiasmo y afecto en el mismo. Hemos colaborado activamente cuando se nos ha requerido, desde la participación en los grupos de trabajo de traslado del Hospital Clínico al Parque Tecnológico de Salud (entonces liderado por una empresa asesora externa llamada MENSOR, a la que finalmente perdimos la pista), hasta con las aportaciones de nuestra ya dilatada visión asistencial práctica. 

Cualquier proceso de fusión es costoso, no sólo desde el punto de vista económico sino también emocional. En cierto sentido, puede incluso resultar doloroso para los profesionales a los que afecta. Llevamos años trabajando desde el inmovilismo de nuestro puesto y el cambio puede interpretarse como una amenaza. Las amenazas van más allá de los temores; da vértigo no compartir esquemas de trabajo, valores personales y profesionales o pensar en la posibilidad de verte liderado por alguien sin aptitudes para ello. No obstante, de los cambios surgen las innovaciones y seguro que la convergencia de miembros de dos equipos diferentes supone un enriquecimiento para ambas partes. 

En nuestra ciudad, el proceso de fusión se ha visto complicado por el traslado “inminente” al nuevo hospital, sin duda, situación ilusionante para todos aquellos a los que desde hacía años venía prometiéndosele y a los que finamente se les ha negado. 

A día de hoy son muchas las dudas que aún nos asaltan. No creemos que se trate de poner trabas ni por supuesto boicotear decisiones mayoritariamente aceptadas pero no podemos evitar plantearnos muchas cuestiones a las que, desde exclusivamente el sentido común no encontramos respuesta. 

He aquí algunas de ellas. 

- Realmente, el proceso de fusión ¿aportará todos los valores que se le atribuyen? 

- ¿Hay evidencias constatadas, contrastadas y publicadas de experiencias anteriores? 

- ¿Su generación conllevará una atención más eficaz y más eficiente?

- ¿Está produciendo esta situación un impacto positivo sobre los profesionales que tienen que llevarla a cabo?

- ¿Por qué se crean falsa expectativas con plazos que nunca llegan a cumplirse?

- ¿Es sostenible en esta época de crisis, realizar, no un traslado sino cuatro, con las correspondientes remodelaciones arquitectónicas asociadas?

- ¿Es técnica y materialmente posible realizar la mudanza de cuatro centros?

- Realmente, ¿han sido los profesionales sanitarios los que han demandado esta opción?

- ¿Saldremos alguna vez de la interminable situación de “dialogo competitivo“ en la que actualmente nos encontramos?

- ¿Qué ocurrirá con los líderes? ¿Será realmente líderes con materia de ello y por tanto elegidos por su servicio? 

- ¿Qué futuro le espera al antiquísimo, pero no por ello, menos respetado Hospital Universitario San Cecilio?

Nos gustaría poder contar con la solución a las mismas. Este sentimiento de incertidumbre, vulnerabilidad y fragilidad nos envuelve a muchos de los que con ilusión, creemos en el sistema sanitario público y trabajamos con la esperanza de que se mantenga y sea mejor. 

Desde aquí invitamos a nuestros directivos a conocer más de cerca la actividad asistencial que con ahínco desempeñamos día a día. Quizás, desde esta perspectiva muchas de nuestras dudas e impotencias puedan ser entendidas, justificadas y a lo mejor respondidas. 

Seguro que el tiempo dará solución a las cuestiones y reflexiones que aquí se exponen. Esperamos y deseamos que este proyecto culmine con éxito. A pesar de nuestra desconfianza sobre la viabilidad de todo ello continuaremos defendiendo los valores que justifican nuestra empresa, incluido el trabajo en equipo con sentimiento de pertenencia.

1 comentario:

  1. Pequeña Alicia, con cariño te digo que creo que no vas a conocer el nuevo hospital del Parque de la Salud. No al menos como profesional, aunque puede que sí como usuaria, bien entrada la senectud.

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